Para las empresas argentinas financiarse en el mercado de capitales internacional es, en la actualidad, una tarea casi imposible.

La lluvia de malas noticias de las últimas semanas no hizo más que profundizar las trabas para futuras emisiones de títulos de deuda corporativa y elevó los rendimientos que exigen los inversores a niveles fuera de lo común.
Para desgracia de los CFO (“chief financial officer”), o dicho de otra manera, los tesoreros de lasgrandes compañías locales, esta situación se da en un momento en el que para el resto de la región esa “lluvia” no es, precisamente, de adversidades sino de dólares, debido a la enorme liquidez que hay en el mundo.
Según el analista de mercados Francisco Gómez Villamizar, “las colocaciones latinoamericanas debonos corporativos en la Bolsa de Nueva York ya rondan los u$s80.000 millones en el año”.
Estas nuevas emisiones son lideradas por Brasil, con casi la mitad (u$s38.600 millones) del monto adjudicado este año.
Le sigue México, con más de u$s17.500 millones y Chile, con u$s5.650 millones.
“El éxito de estas colocaciones radica en la abundante liquidez que hay en los mercados desarrollados, producto de las fuertes políticas de expansión de dinero llevadas a cabo en Estados Unidos, Asia y Europa”, señaló Luis Oganes, economista para América Latina del JP Morgan.
“Ante tasas de interés internacionales por debajo de la inflación, se buscan aquellas inversionescon retornos más altos y positivos, que son las que van hacia los países emergentes”, indicó el experto.
Volviendo a la situación argentina, para desgracia de quienes intentan buscar financiamiento, entre las mayores trabas que surgen para acceder a los mercados de crédito se pueden mencionar:
- El elevado rendimiento que se les exige, tanto en niveles absolutos como relativos.
- La incertidumbre que se generó a partir de la pesificación de la deuda de Chaco y de una compañía eléctrica.
- Las limitaciones existentes para la distribución de dividendos.
- El temor a que surjan nuevas trabas para el giro de fondos al exterior.
- El avance de la CNV sobre la Bolsa y las propias compañías.
- La rebaja de las calificaciones de provincias y empresas, que impide el acceso a potenciales inversores.
- La reducción de nota a los títulos emitidos por Argentina por parte de Standard and Poor´s.
- La incertidumbre sobre el futuro de la economía.
Según el economista Tomás Bulat, el miedo de los inversores es porque “muchas de lasemisiones están en dólares, porque en esa moneda se pagaba una menor tasa de interés y, principalmente, se extendían los plazos”.
“Esta ola de ´pesificación forzosa´ que promueve el Gobierno no hace otra cosa que profundizar el temor, ya que con esto se han roto los contratos con los inversores, que esperaban recibir una moneda y se encontraron con otra”, añadió Bulat.
En cuanto a la rebaja de las calificaciones decidida por Moody’s, ésta se centró en un grupo de compañías -entre las que se puede mencionar a Aeropuertos Argentina 2000 y a TGS- que están entre las más representativas si se consideran los montos comprometidos.
Para la agencia de rating esta reducción -que afecta a las obligaciones emitidas en moneda extranjera- refleja la creciente preocupación por la imposibilidad con la que se encuentran lasempresas privadas para acceder al mercado de cambios, debido a las restricciones impuestas por el Banco Central, que ya se pusieron de manifiesto recientemente con la pesificación de bonos dispuesta por el Gobierno del Chaco.
Además, “las perspectivas negativas de estas compañías reflejan la visión que tiene Moody’s sobre la calificación de los bonos del Gobierno argentino”, señalaron desde la firma.
Es que la situación de las firmas “no puede estar completamente desvinculada de la calidad crediticia del propio Estado”, agregaron desde la calificadora.
Es por la suma de todos estos factores que los bonos en circulación de empresas argentinas se presentan, hoy día, como los más riesgosos de América latina.
La otra cara de la moneda
Muchas de las empresas que están “condenadas” a pagar un alto rendimiento no son -per se-extremadamente riesgosas si se observa su historial, su calidad crediticia y performance.
En realidad, buena parte de esta elevada ganancia que deben ofrecer se debe al riesgo soberano.
Es por ello que, según confían analistas, se trata de una alternativa interesante para quienesbusquen elevados “rindes” -con pagos de intereses semestrales- y estén dispuestos a asumir eseriesgo argentino.
Con tasas cercanas a cero en el mundo desarrollado, encontrar bonos corporativos que rindan entre el 10% y el 15% anual puede convertirse para muchos en un “oasis” en medio del desierto.
Una simple comparación permite ilustrar más acabadamente las diferencias que existen entrecompañías similares de diferentes países.
Mientras que un título corporativo argentino tiene un rendimiento como el ya señalado, el de un par brasileño oscila entre el 1,8% y el 3,4%. En tanto, los de algunos emisores latinoamericanos a cinco años ofrecen como mucho un 4% anual.
La forma de financiarse es vía la emisión de obligaciones negociables (ON) que son títulos de deuda privada (una suerte de “pagarés” con vencimiento a plazos pre-establecidos) que pueden ser transados en el mercado y le dan al titular un derecho de crédito respecto de la empresa emisora.
Las altas tasas que ofrecen los locales están en línea con lo que sucede con el riesgo-país, que se mantiene entre los más altos del mundo, en torno de los 1.000 puntos básicos.
En virtud de ello, en la actualidad a las firmas se les dificulta mucho obtener fondos frescos a largo plazo en el exterior.
El caso más evidente es el de YPF, que anunció un programa de desembolsos de nada menos que de u$s37.500 millones, para los próximos cinco años. Hasta el momento, lo poco que emitió tuvo que ser colocado al 20% anual, pese a contar con la “inestimable” ayuda de Anses, que compró una gran parte de esa deuda.
En definitiva, deben conformarse con efectuar emisiones en el mercado local en pesos pero aplazos que van como máximo de 12 a 18 meses.
En buen romance, se trata de colocaciones para refinanciar deuda de corto plazo o financiar capital de trabajo, pero no para obras de envergadura.
“El problema, más allá de que las empresas no logren una financiación adecuada, en cuanto a plazos y tasas de interés, es que no sólo se frena el ingreso de dólares constantes y sonantes, sino quese incrementa la demanda de los mismos, ya que en muchos casos no pueden renovar sus vencimientos “, consideró Agustín Cramo, experto en negocios internacionales.
Un año flojo para nuevas emisiones
Esta compleja situación se refleja en las colocaciones de grandes empresas privadas. Entre enero y septiembre, éstas sumaron unos u$s1.706 millones.
Una cifra que hace suponer que -una vez concluido el presente año- el monto final será inferior al de los últimos dos, ya que rondará en menos del 60% del registrado en 2005, cuando se alcanzó el máximo nivel de los últimos doce años, período en el que se emitieron u$s3.600 millones.
¿Cómo es la situación actual agrupada por sectores?
1. Bancos: un informe de Puente consignó que si bien en las últimas semanas tuvieron una mejora, “siguen afectados por la decisión del Banco Central de impedir la distribución de dividendospara reforzar su situación de capital. A ello se suma el plan oficial de financiamiento a las Pymes al 15% anual en pesos a tres años de plazo”.
Ante esta situación, el bono del Hipotecario a 2016, por ejemplo, rinde 14% anual, y el del Macro a 2017 debe ofrecer un 11,4% anual.
Tarjeta Naranja debe abonar casi 11% anual, con vencimiento en 2017.
Un bono del Galicia, que vence en 2018, presenta una tasa del 13,17%, pero otro que finaliza un año después, paga el 17,5 por ciento.
2. Empresas eléctricas: fuertemente golpeadas por el nuevo marco regulatorio para el sector y por años de tarifas congeladas, estas firmas ofrecen “premios” que no bajan del 11 por ciento.
Cabe apuntar que también se ven afectadas por la incertidumbre que golpea al sector, en particular en lo que hace al futuro de las tarifas e, incluso, a la continuidad de las empresas en la prestación del servicio.
El bono con mayor rendimiento es el de la transportadora eléctrica Transener, pues trepa a uninsólito 59,2%. El título perdió en este 2012 más de la mitad de su valor.
En cuanto al papel Edenor 2022, el mismo rinde 24% anual en dólares, lo que refleja todas las dudas de los inversores. Cabe señalar, que esa deuda fue calificada como de alta probabilidad de incumplimiento.
Un bono de TGS al 2017 ofrece 16,1%, más allá de que la firma continúa mostrando un flujo positivo de ingresos.
3. Construcción y Real Estate: las compañías de este sector venían obteniendo buenos resultados, lo que se refleja en rendimientos de deuda razonables, según explican los expertos de Puente.
El bono IRSA 2017, por ejemplo, está rindiendo 14%, mientras que el de Raghsa del mismo año (la desarrolladora de las torres Le Parc) debe ofrecer un 13,37% anual.
4. Petróleo y gas: el caso más emblemático es el de Pan American Energy. Producto de las nuevas regulaciones que pesan sobre el mercado de hidrocarburos la deuda sufrió una caída en su calificación y ahora se ubica en niveles equivalentes al riesgo-país.
Por eso, el título del bono a 2021 de la firma ahora debe ofrecer cerca del 11% anual. Esta es una de las empresas que se quedó sin acceso al crédito internacional en los últimos meses.
5. Alimentación y bebidas: Arcor es indudablemente uno de los casos más exitosos desde el punto de vista de la percepción del inversor. Influye su buena performance exportadora. La deuda a 2017 sigue, a pesar de todo, por debajo del 6% anual.
Pero no es la única del sector que luce atractiva. Arcos Dorados (que maneja las franquicias de Mc Donalds en toda la región) cotiza para el papel que vence en 2019 también por debajo del 6%, pero se trata de una marca más regional que argentina.